Seleccionar proveedor de servicios web: cómo nadar en un mar de dudas

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Bien podríamos hablar de cómo elegir un proveedor de servicios. A secas. Porque aunque en este artículo nos centremos en una de nuestras áreas de negocio, la de los servicios web, ¿quién no ha dudado a la hora de elegir pintor, mecánico, fontanero, abogado, albañil, gestor,…

Consejos para elegir un proveedor de servicios web

 

Y es que todo proceso selectivo alberga incertidumbres, máxime cuando hablamos de servicios profesionales.

A la hora de adquirir un producto, la elección puede ser, digamos, más objetiva: podemos comparar características, potencias, prestaciones, colores, tamaños, pesos,… es decir, criterios cuantificables y, por tanto, fácilmente comparables.

Sin embargo, ¿cómo saber si un albañil es mejor que otro? ¿cómo identificar al pintor profesional frente al aficionado? ¿cómo asegurar que esa reforma que nos han vendido y que hemos comprado va a cumplir nuestras expectativas en tiempo y forma? ¿cómo asegurarnos de que –siendo profanos en la materia- esa reparación tan cara es absolutamente necesaria para el uso que damos a nuestro coche? ¿ese abogado será competente en un juicio?...

No hay una fórmula mágica. Ni bola de cristal. Al final, no nos queda otra que fiarnos de nuestra intuición, poner en valor nuestras impresiones y confiar en que hayamos –más o menos- acertado en nuestra decisión.

Es en ese terreno donde se intentan desenvolver y desarrollar los servicios profesionales. Un terreno de arenas movedizas en el que cuesta separar el grano de la paja, al profesional del advenedizo, la experiencia de la simple buena voluntad. Y es en este terreno donde, también, deben situarse los actuales servicios web.

 

Las páginas web de hace unos años no son las de hoy en día

La evolución de los medios digitales ha provocado que los ‘proyectos web’ hayan ampliado horizontes.

A ver, me explico.

Hace algunos años, el único objetivo de una página web era tener presencia en Internet, casi a modo de tarjeta de visita en la Red y, como tal, podría considerarse como un proyecto cerrado, un producto etiquetado y envasado: se analizaban características, funcionalidades, garantías y precios de distintos proveedores. Se comparaban. Se ponderaban. Y se elegía en un proceso casi aséptico.

Hoy en día, una página web (por simplificar términos) es centro de comunicación, promoción, captación y venta de productos y servicios de cualquier empresa, independientemente de su tamaño. Es decir, no se trata sólo de tener una página web, se trata de destacar, impactar, competir, comunicar e interrelacionarse con todos los agentes involucrados en la empresa (clientes, proveedores, colaboradores, trabajadores,…).

Hoy en día, una página web es mucho más que una presencia en Internet más o menos llamativa: es posicionamiento natural, pago por click, redes sociales, blogs, reputación digital, seguridad, conversión de usuarios, segmentación de público objetivo, ROI, fidelización, etc., en definitiva, es estrategia empresarial, marketing corporativo global, comunicación on-line.

Por tanto no es difícil comprender que, en este contexto, un familiar o amigo que ‘sabe mucho de esto’ o un programador –por excelente que sea-, no reúnan las competencias ni conocimientos necesarios para abordar con éxito un proyecto en el que intervienen muchas disciplinas ajenas a las puramente tecnológicas.

Ésta es la realidad. Y éste es el futuro. Entendemos que esta evolución –revolución- no cale con profundidad pareja en todos los integrantes del tejido empresarial actual. Entendemos que la importancia de Internet y su crecimiento exponencial no sea vista como tal en determinados negocios que, anquilosados, siguen ciegos y perdidos dentro de este nuevo escenario. Lo que no entendemos es la negación desde el desconocimiento. El ‘yo no lo necesito’, el ‘ a mí me va bien’,… ¡ojalá puedan seguir afirmado eso dentro de unos años!. Yo, sinceramente, no lo creo –es más, sé que muchos tendrán que cerrar sus negocios.

Pero bueno, que me pierdo. Retomemos el objetivo de este artículo destinado a aquellos que entienden que algo ha cambiado pero que no saben cómo subirse al carro sin caerse...

 

¿Dejarías tu negocio ‘físico’ en manos de cualquiera?

Seguro que no. Pues piensa bien en manos de quien vas a dejar tu negocio ‘virtual’. Ese que ve TODO EL MUNDO. Ese que te puede abrir infinidad de puertas para el crecimiento de tu negocio pero que, con la misma facilidad, te las puede cerrar todas.

¿Nuestros consejos?. Sencillos. Sustentados por la lógica. Sí, lo sabemos. Somos juez y parte. Pero tanto si quieres iniciar un nuevo proyecto como actualizar y optimizar el que ya tengas, no pierdes nada por seguir leyendo, tan sólo un par de minutos más de tu tiempo….

 

Y si todavía tienes dudas, te asesoramos sin ningún compromiso». No intentaremos convencerte. Te convencerás tu mismo.

 

Diseño de páginas web y tiendas on-line en Madrid. Cómo seleccionar proveedor de servicios web